El ser humano tiene una obsesión por ir cada vez más lejos, más alto y más rápido. Hace mucho que se han superado lo límites que nos dio la naturaleza, pero con un coste financiero -y a veces humano- desorbitado. Ser el más rápido del mundo es un privilegio al que muy pocos han podido optar a lo largo de la historia, pero ese impulso que nos hace querer siempre más también se expresa de formas más humildes.
Ser el más rápido con un cohete con ruedas es una cosa, pero serlo con un coche y en carretera es algo muy diferente. El apogeo de esa búsqueda la encontramos en los años 80 y 90. Fue una época de excesos, de récords de velocidad y de fama mundial para sus protagonistas, al conseguir récords de velocidad en carretera, que no siempre estaban cerradas al tráfico. Esta es la historia de esos iconos de la cultura pop y del automovilismo, digamos, alternativo.
A principios de los años 80, las carreras ilegales en las autopistas de la bahía de Tokio, la Wangan, y a lo largo de la Tomei Expressway, que une Tokio con Nagoya, eran algo habituales. Los aficionados dejaban progresivamente atrás las pruebas de aceleración del cuarto de milla y se interesaban cada vez más por las carreras ilegales en las autopistas niponas. De esa época surgiría un fenómeno cultural en el que los hechos se mezclan con el secretismo y la leyenda. Fue le época del Mid Night Club.
El mito del Mid Night Club
Se sabe muy poco acerca de este club, de cómo funcionaba y quienes eran sus integrantes. La fama que alcanzó un manga y el anime basados en el club y algunos de sus participantes, hace que muchas veces se confunda la leyenda con la realidad.
Para quien no conozca el Mid Night Club se trata de un "club" creado en 1987 y en el que los integrantes participaban en carrera ilegales en la región de Tokio. La fama del club se debía tanto a su secretismo como a las velocidades que alcanzaban en esas autopistas: siempre por encima de los 250 km/h y velocidades punta de 300 km/h eran algo habituales al cabo de pocos años.
Obviamente, esos coches no eran precisamente baratos. Basta con ver el Porsche 930 que sirvió de inspiración al "Blackbird" de la serie de anime. Poca gente en Japón podía comprarse un 930 y gastarse otro tanto en su preparación. Quizá por eso el club era muy secreto: algunos de sus integrantes eran hijos de familias influyentes del país, mientras que otros, pues era mejor no preguntar a qué se dedicaban...
Se sabe, por ejemplo, que Yashida-san, el dueño del Porsche 930 no era médico, como su personaje en la ficción, sino que había estudiado medicina y prefirió dedicarse a la compra venta de coches de alta gama. Algunos de los integrantes confesos son afamados preparadores, como Uwabo-san, de AbFlug, o Nagata-san de Top Secret.
El club se disolvió en 1999, cuando uno de los miembros se vio involucrado en un accidente en el que fallecieron dos motoristas y seis automovilistas fueron heridos. Y esa, sin duda, es la verdadera razón por la que muchos no confesarán nunca que eran miembros del Mid Night Club.
Obviamente, antes del Mid Night Club, tanto en Japón como en el resto del mundo, ya se celebraban carreras ilegales en carretera abierta y en la actualidad se sigue haciendo. Sin embargo, el Mid Night Club saltó a la fama porque fue llevado hasta extremos nunca vistos. Además, su auge fue paralelo al creciente interés de los preparadores y del fundador de la revista Option, Daijiro Inada, por los récords de velocidad.
Daijiro Inada-san
Daijiro Inada, viendo que cada vez son más los lectores y anunciantes que participan en las carreras ilegales decidió poner en marcha unas pruebas en circuito para "ver quién tenía el coche más rápido". En realidad, sería el escaparate perfecto para que sus anunciantes pudiesen lucir sus mejores preparaciones al mismo tiempo que satisfacía el orgullo de los dueños de los coches.
En octubre de 1981, 13 coches se presentan aen el certamen que se celebraría en el circuito de pruebas de Yatabe, propiedad del Japan Automobile Research Institute. Además de coches preparados por tuners locales, también hay unos cuantos deportivos europeos y estadounidenses. El récord del evento se lo llevó un Nissan 30Z (S30) atmosférico con 257 km/h.
Los coches los pilotaban Kunimitsu Takahashi y Osamu Mochizuki, dos pilotos profesionales (Mochizuki era piloto de pruebas para Mitsubishi) porque "los coches preparados no eran fiables, por aquel entonces, y no queríamos arriesgarnos usando pilotos sin experiencia", explica Daijiro en su revista.
Dos años después de poner en marcha el evento, convertido en un Time Attack, Daijiro alcanza los 300 km/h al volante de un Toyota Celica M300 preparado por HKS. Fue, según dicen, el primer coche japonés de calle en alcanzar los 300 km/h. Después, los coches preparados capaces de superar los 300 km/h se volvieron más habituales en los eventos organizados por Option que cambiaron la fórmula a una prueba de aceleración de 0 a 300 km/h. Y fue en esa época que se creó el Mid Night Club, para separar los que poseían coches rápidos y los que usaban coches rápidos.
Tras la muerte de su amigo y vice presidente de la editorial, Daijiro Inada dejaría la organización de estos eventos para centrarse en ser el más rápido de Japón con un coche japonés. Para ello con la ayuda de preparadores como JUN se enfrentaría a la Speed Week en el lago salado de Bonneville (Utah) alcanzando los 383 km/h con un Nissan GT-R (R33) en 1997. Para seguir dando guerra y generar publicidad, necesitaba nuevos retos. Su siguiente paso será ser el más rápido sobre carretera. Y para ello sólo hay un lugar en el mundo: Alemania.
Daijiro Inada y Smokey Nagata en Europa.
En agosto de 1999, Daijiro Inada-san llega a Alemania con su equipo y un Nissan Skyline GT-R (R34) preparado por Blitz y bautizado R348. Inada y su equipo tienen localizado un tramo de Autobahn sin límite de velocidad y suficientemente largo para poder alcanzar los 300 km/h, pero tras dos días de intentos infructuosos y pruebas deberá hacerlo cerca de las 4 de la madrugada de un domingo, cuando no hay prácticamente tráfico.
El 17 de julio de 1992, finalmente Daijiro puede dar rienda suelta a los 700 CV del Skyline y superar los 300 km/h. Alcanzaría la velocidad punta de 343 km/h, aunque estuvo a punto de no poder contarlo. Cuando iba a más de 330 km/h, un coche se puso en su carril. Por suerte Daijiro apenas tuvo tiempo de cambiar de carril y al girar el volante reventó la dirección asistida.
Daijiro Inada no sería el único en enfrentarse a la Autobahn. Nagata-san, el fundador de Top Secret y ex miembro de los Mid Night Club se enfrentaría también a la Autobahn. Smokey Nagata (apodado así tanto por ser un fumador compulsivo como hacer burn outs cada dos por tres) alcanzó los 341 km/h en el mismo tramo que Daijiro** en el mes de agosto de ese mismo año. Desde entonces, ha vuelto varias veces a Alemania para probar sus creaciones. Aunque en realidad, Nagata es más famoso por haber alcanzado las 200 mph en una autopista británica. Lo logró y obviamente terminó en el calabozo.
El muro de los 350 km/h
Daijiro Inada y su equipo eran conscientes que sería cada vez más complicado alcanzar los 350 km/h en carretera. Por muy potentes que fueran los Skyline y Toyota Supra preparados, tenían ciertas limitaciones y las propias autopistas alemanas también. Los 340 km/h parecían ser un límite difícilmente superable. Los chicos de la revista francesa Option Auto también lo intentaron con un Ruf Turbo R (basado en el Porsche 911 Turbo tipo 993), teniéndose que conformar con un 340 km/h (obtenido de día y en el norte del país, cuando los japoneses lo intentaron cerca de Stuttgart).
Así, Daijiro y su equipo se enteran de que en Nueva Zelanda efectúan los récords de velocidad en una carretera cerrada al tráfico. Se trata de una recta de 6 km y donde la velocidad se mediría en un km lanzado, al estilo FIA. Inada y la federación nipona de automovilismo ponen en pie el evento, atrayendo a un multitud de preparadores nipones, desde Top Secret (que no se pierde una) hasta VeilSide pasando por JUN Auto. Pero ahí también, la barrera de los 350 km/h parece insuperable. Sólo el Nissan Skyline de VeilSide se acerca, alcanzado una punta de 346 km/h. Pero Inada-san considera que es un intento excesivamente peligroso, pues se trata de una comarcal llena de ondulaciones.
Años atrás, el piloto local Owen Evans se salió de la carretera a 320 km/h en un intento de récord que casi le cuesta la vida. La mañana del accidente había alcanzado los 348 km/h. En ese momento, parece algo imposible superar los 350 km/h en una carretera, ya sea abierta o cerrada.
Silver State Challenge
Superar los 350 km/h, aunque fuese como velocidad máxima, en una carretera se consiguió oficialmente en 1989, con motivo de la segunda edición del Silver State Classic Challenge. En 1988, los organizadores apoyados por la cámara de comercio del condado de White Pine consiguieron la autorización del estado de Nevada para celebrar una competición en carretera para coches clásicos con el objetivo de dinamizar la economía local del condado.
Para la primera carrera, celebrada el 25 de septiembre de 1989, el estado de Nevada cerró al tráfico 90 millas (144 km) de la carretera 318, que une la Route 6, a la salida del pueblo de Ely, con el de Crystal Spring. Apenas hubo 50 participantes. Obviamente había muchos coches clásicos y muscle cars, pero también 4 Corvette, 6 Ferrari y 13 Porsche. Jim Liautad, Jr condujo su Ferrari Testarossa a una media de 168,52 mph (unos 260 km/h). Pero el año siguiente, R.J. Gottlieb, un joven de 19 años superó en varias ocasiones las 220 mph (352 km/h). El coche era un Chevrolet Camaro Z/28 apodado "Big Red" con un V8 big block de 540 ci (8,85 litros).
Los verdaderos récords empezaron a llegar en la década pasada. La fama inicial del evento pareció desparecer, pero a partir de 1999, la media es de 230 participantes. ¡Y hay lista de espera! Tanto es el éxito que desde entonces el evento se celebra dos veces al año, en mayo (con el nombre de Nevada Open Road Challenge) y en septiembre.
Fue en mayo de 2000 que Chuck Shafer y su copiloto Gary Bockman establecieron un récord con una media de 207,7801 mph (334,3894 km/h) con un Chrysler LeBaron que se escapó de la NASCAR. Ese mismo años, la Silver State Classic Challenge entró en el libro Guinness de los récords, por ser el rally más rápido del mundo.
El actual récord absoluto de la Silver State Classic Challenge está en manos de Jim Peruto que consiguió una media de 350,12 km/h (217,5570 mph) en la Nevada Open Road Challenge en mayo de 2012 con Dodge Charger de la temporada 2004 de la NASCAR.
Por cierto, ¿y qué pasó con Daijiro Inada? Fiel a su carácter perseverante participó en varias ocasiones. En 1999 se apuntó con el Blitz R348 consiguiendo una media de 260 km/h, pero no pudo terminar pues se quedó sin gasolina. Reconoce que no se habían preparado para la carrera y volvió en 2003. Lo hizo con un Nissan 350Z especialmente desarrollado para tal evento con la ayuda de JUN Auto. Ese mismo año reventó un neumático a 330 km/h y dio más de 10 vueltas de campana.
¿Se calmó? Qué va... Volvió al año siguiendo con un nuevo 350Z JUN Auto, pero esa vez le falló el motor (iba con una media de 289 km/h). Finalmente, en 2005 se apunta con la última evolución del coche. JUN sacó 1.000 CV del V6 Nissan tipo VQ35 y Daijiro-san consiguió una media de 269 km/h.
Una Autobahn, un Bugatti Veyron y Chris Harris
En 2007, aprovechando un evento de Bugatti, celebrado en el castillo de la marca, y que fuera de Ettore Bugatti, Chris Harris aprovechó la ocasión para asegurarse una prueba un poco especial: alcanzar la máxima velocidad posible en la Autobahn con el Bugatti Veyron. Lógicamente no le dejaron la segunda llave.
Aún así, superó los 360 km/h con una facilidad pasmosa. Aniquilando cualquier futuro intento con coches preparados, fueran nipones o alemanes, por sla extrema facilidad de uso e inmensa entrega de potencia y par del Bugatti Veyron. Ahora, quizá sólo el Bugatti Chiron sea capaz de superarlo, incluso sin la segunda llave.
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